El silencio y la indiferencia nos hacen cómplices y estimulan a los agresores a continuar tratando a las mujeres como sombras furtivas sin derechos. La falta de empatía y solidaridad con las víctimas es tan condenable como la agresión.
Este libro está dedicado a todas las personas que luchan por acabar con unos niveles de impunidad y violencia contra las mujeres afganas únicos en el mundo.
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